martes, 3 de junio de 2014

Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien. VICTOR HUGO / Poseo tres perros feroces: ingratitud, soberbia y envidia. Cuando estos tres perros muerden, la herida es muy profunda. MARTIN LUTERO.

Os extrañará el título de esta entrada, pero cuando os cuente lo que me ha pasado, lo comprenderéis. Simplemente deciros que en la cafetería todo va bastante bien, cada vez entra más gente, vendo muchos pastelitos y ya empieza a haber algún encargo, hombre, no es para tirar cohetes, pero bueno, lo más importante es que las personas que entran una vez repiten y así poco a poco vamos haciendo clientela. Nosotros intentamos ser amables, dar todo lo mejor, el café es inmejorable, y no es porque yo lo diga, sino que todo el mundo lo dice, los pasteles buenos, damos tapa gratis con la bebida, somos respetuosos con todo el mundo, no sé, lo hacemos todo lo mejor que sabemos o que podemos. Aún así, siempre hay alguien que intenta amargarte y ponerte el pie en el cuello para que no levantes cabeza, como decía aquél. Veréis, tenía fuera de la cafetería dos mesas altas y unas sillas, para que la gente saliese a fumar y en el otro lado, porque tiene dos entradas, puse un banco de madera y un barril grandote para dejar los vasos. Bueno, pues que casualidad, el mismo día que puse el barril, el Viernes, por la tarde aparece la policía diciéndome que un vecino había llamado para quejarse porque las mesas estaban obstaculizando el paso y que habíamos puesto un barril y también molestaba. Bueno todo mentira, porque mis mesas están pegando a los ventanales que tengo y no molestan absolutamente a nadie. Total he guardado todo porque no quiero problemas, pero todo llega y a mi me llegará el momento de tener mi terraza, un toldo para que la gente pueda estar agusto sin que pase calor y más cosas. Volveré a poner mi barril, las mesas, las sillas, todo  para que la gente se sienta a gusto y venga a mi cafetería y yo pueda seguir dandoles lo mejor y poder ver esas sonrisas que me alegran cada día y me animan para que cada día sea mejor que el anterior.
Queridos vecinos, me encanta que estéis apoyándome y no os preocupéis, porque yo soy fuerte y aunque a veces estas cosas me afectan, no dejaré que nadie me hunda, que no puedo poner las mesas, pues pongo unos bancos y punto. El día que pueda ya pondré lo que tenga que poner y alguno o algunos se morirán de la envidia. Posiblemente el que haya hecho ésto, sea alguien de la competencia, porque por esa zona hay más bares, pero peor para ellos porque lo que consiguen con eso es precisamente que todo vaya en su contra y pierdan lo poco o lo mucho que hayan ganado en el tiempo que han tenido su negocio, y no me refiero a lo material, aunque también.
El dinero es importante, y que conste que  si yo si abrí este negocio, fue porque no tenía más opciones, pero en la vida hay que valorar también otras cosas y el sentirte querido por los demás y sentir que la gente te apoya, es quizá tanto o más importante. Porque si pierdes ésto, el resto lo perderás también y al final te quedas sin nada. Así que yo sigo hacia adelante, mirando al frente y dejando atás a todo aquél que me quiera hacer daño y no perder ya ni un solo minuto en pensar en esas personas malas que lo único que quieren es hundir a los demás.
Hay un refrán que dice que el que ríe el último rie mejor. Bueno pues eso, ahí lo dejo. Sacad vuestras conclusiones. Muchos besos y mañana a currar y a hacer muchos pasteles. Os quiero............  Conchi. 

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