sábado, 30 de marzo de 2013

UNA ODISEA EN TODA REGLA

Veréis, ayer Viernes Santo, en lugar de estar de procesiones,  y es que a mí tampoco me van mucho, la verdad, me puse a hacer una tarta. La tarta en particular, era para llevar a casa de mi suegri, ya que íbamos allí a comer. La tarta era y sigue siendo, ya que todavía queda un trozo, de limón y limoncello. El nombre suena bien, ¿verdad?. Bueno pues os contaré mi odisea. El Viernes Santo, me levanté tarde, pero en mi mente solo estaba una cosa: "tengo que hacer la tarta de limón y limoncello". Mi primera misión fue hacer los bizcochos, ya empecé mal, no tenía harina con levadura, pero sí tenía harina bizcochona, pero no es lo mismo, por lo visto. Según la receta de Peggy Porschen, los ingredientes eran para un bizcocho de 15 cm de diámetro para 8-12 raciones y había que hacerlos en tres moldes, por separado, para luego unir las capas y rellenar. Hice los bizcochos tal cual, pero no me subieron, ¿sería por falta de la harina con levadura?. Ya medio loca me puse, ¿qué es ésto?, si parecían tres folios de lo blancos que estaban y de lo planos que me habían salido, casi lloro, ¡uah, uah, uah!. No me dí por vencida, pero como también me puse a hacer otras cosa, pues no estaba yo en lo que tenía que estar. Hice un almíbar, bien, demasiada cantidad, solo para mojar tres bizcochos, todo sacado de la receta de mi nuevo libro, por supuesto. Última elaboración; hacer la buttercream con mantequilla, azúcar glas, limoncello y gelatina de limón. Chapuza total, la crema la hice, si, pero la gelatina en lugar de hacerla cómo me ponía, únicamente deshice los polvos en agua caliente y se la añadí a la buttercream, ¡mal! 2º error y encima no me llagaba para cubrir toda la tarta, ¡madre mía! Al volver a hacer la buttercream, no me salió compacta, así que venga a echar azúcar glas, casi un paquete de un kilo, por Dios. Al final la monté, la rellené con la crema y la cubrí. Entre tanto yo seguía haciendo otras cosas, por supuesto. Me la llevé en una caja donde mi madre y allí la terminé de decorar.
Conclusión: los ingredientes que vienen en el libro entiendo yo al final de toda esta odisea es que son para cada pastel, es decir, no como hice yo que repartí la masa en tres moldes, aunque eso ponía, sino que los ingredientes habría que multiplicarlos por tres, la buttercream, lo mismo, para que salga más cantidad, la gelatina, hecha ya, como la que viene en las tarrinas en el Super y la harina con levadura, por supuesto. Última conclusión es que las cosas no se pueden hacer corriendo y no planificar una tarea si no tienes tiempo o no puedes hacerla, es mejor dejarla para otro día.
Resultado: la dije a mi madre: -ama, la tengo que probar yo, ahora mismo, eso ha sido hoy para desayunar, porque no estoy nada satisfecha.- Dice mi madre: -que sí, que estará buena, ya lo verás-.
No pude esperar, corté un trozo, y aunque el bizcocho no estaba tan jugoso y la buttercream no estaba tan cremosa como habitualmente me sale, a decir verdad, la tarta estaba buena, sabor a limón y a limoncello, fresca y rica, la verdad.
La hemos llevado donde mi suegri, sin el trozo, pero tenía su explicación, y a todos les ha gustado, ¡uff! menos mal, descansé.
Observación: la volveré a hacer, poniendo mis cinco sentidos, sin ninguna otra tarea que hacer y con calma y centrada solo en mi tarta. No os voy a dejar la receta, entendéis porqué, ¿verdad?.

 
 


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